En Construcciones Yamaro a lo largo de nuestros más de 46 años de trayectoria en el apasionante mundo de la construcción, hemos sido testigos y además participes, de todos los avances que se han dado en cuanto a uso de materiales, tecnologías y procesos de construcción se refiere.
Esto nos ha exigido estar siempre al tanto de la constante evolución que se da a nuestro alrededor, pero también, ser capaces de evolucionar a la par de nuestro entorno, para de esta forma, mantenernos vigentes y ser una referencia en la industria de la construcción en Venezuela.
Precisamente, estos nuevos tiempos conllevan a prestar una mayor atención en este sentido y a ser aún más proactivos para lograr estar a la par de lo que ocurre alrededor del mundo, y lograr de esta manera, ofrecer las soluciones ideales para cada cliente en específico y dar la seguridad, de que podemos cumplir con cualquier reto que se coloque en nuestras manos, comenta Armando Iachini.
Para lleva a cabo cualquier obra es necesario tener presente muchísimos factores, donde, el funcionamiento idealmente integrado de todos, dará como resultado un trabajo de calidad, que logre ser de utilidad para la sociedad, pero también, logre convertirse en una referencia para la historia y la realidad de ese espacio que va a ocupar.
Entre estos factores a tener en cuenta destacan el lugar donde se llevará a cabo la construcción, los materiales que ahí existen, la mano de obra con la que se cuenta, pero más importante aún es el presupuesto. No necesariamente por contar con más dinero tendremos un mejor resultado final, precisamente esto es lo que separa a los profesionales de los demás. Lo ideal, explica Armando Iachini, es lograr la mejor relación costo – beneficio posible, para que el resultado logre satisfacer todas las necesidades, empleando todos los elementos disponibles.
Este sigue siendo el reto en cualquier proyecto del mundo de la construcción, y desde Construcciones Yamaro estamos dispuestos a seguir asumiendo este y cualquier otro reto que se presente de cara al futuro.
Por Armando Iachini