En el año 1987, la primera ministra noruega Gro Brundtland empleó por primera vez el término Desarrollo Sustentable (Sustainable Development) en el informe Nuestro futuro común, presentado en la cuadragésimo segunda sesión de la ONU.
Comenta Armando Iachini, que en aquel momento, Brundtland explicó que el desarrollo es sostenible cuando tiene la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer por eso los recursos que, a su vez, serán los encargados de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras.
De cara a estos objetivos, la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 se comprometió a buscar en conjunto las vías de desarrollo que tuvieran las características pautadas por Brundtland, definiendo de este modo los principios básicos del Sustainable Development:
- Un análisis del ciclo de vida de los materiales.
- Desarrollar el uso de materias primas y energías renovables.
- Reducir las cantidades de materiales, así como la energía empleada en su extracción, así como el reciclaje de residuos.
De este encuentro en la ciudad brasileña surgieron proyectos pertenecientes a arquitectos con conciencia ambiental, profesionales que habían formado parte de las corrientes de arquitectura solar, arquitectura bioclimática y arquitectura alternativa.
La arquitectura sustentable, se basa en ciertos principios, que la distinguen de otros géneros dentro de la industria de la construcción:
- Considera las condiciones climáticas, los ecosistemas y la hidrografía del entorno en el que se construyen la edificaciones, para de ese modo aumentar el rendimiento y minimizar el impacto ambiental.
- Modera el uso de los materiales de construcción, empleando métodos basados en la eficacia, reduciendo el contenido energético.
- El consumo de energía para iluminación, refrigeración y calefacción proviene de fuentes de energía renovables.
- Minimiza el balance energético global de la edificación.
- Ofrece confort higrotérmico, salubridad, iluminación y habitabilidad de las edificaciones.
Por Armando Iachini