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Además de convertirse en una experiencia para el disfrute de la naturaleza, la observación de la fauna y la flora en un ambiente amigable y de completa libertad para las especies, los ecoparques también funcionan en muchas oportunidades como punto de recogida selectiva de cierto tipo de residuos que no pueden ser desechados en los contenedores tradicionales.
En algunos ecoparques, se hace una gestión adecuada de determinado tipo de residuos sólidos que, gracias a sus características, ameritan ser clasificados y manipulados de un modo especial, muy distinto a como lo haríamos con el resto del material contaminante que se produce de ordinario en el hogar.
Algunas instituciones de esta categoría se han tomado la tarea de clasificar los residuos domésticos para su manipulación y aprovechamiento, entre ellos tenemos:
- Los residuos voluminosos, en los que se incluyen muebles viejos y deteriorados, colchones, escombros y cauchos inservibles.
- Los residuos electrónicos (RAEE), donde podemos incluir a los electrodomésticos de pequeño o gran tamaño.
- Los residuos potencialmente peligrosos, en esta clasificación se incluyen las pilas, los aceites comestibles y de motor, los tubos fluorescentes y otros artículos cuyo desecho en condiciones descuidadas o irresponsables pueden tener severos daños colaterales.
- Residuos que requieren un tratamiento específico, como ocurre en el caso de las radiografías, la ropa o el calzado.
Algunos ecoparques también ponen a disposición de la comunidad el uso de los contenedores de reciclado doméstico, en el que las personas pueden desechar sin problemas el papel, el vidrio o los envases de plástico.
Algunos países y comunidades desarrollan efectivas campañas de ecoparques móviles, en los que el proceso de recogida se aproxima a los ciudadanos, llevando unidades de recolección a las calles de algunas urbanizaciones o barrios, para facilitar así el traslado de ciertos desperdicios y educar a los ciudadanos.
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