El uso de materiales locales a bajo costo se ha vuelto una solución habitual cuando se trata de hacer frente a aspectos como las limitaciones económicas y el desarrollo de nuevas propuestas arquitectónicas basadas en la sustentabilidad, el trato amigable con el ambiente, la integración de las obras con el entorno y la eficacia.
Los habitantes de la comunidad de Kampung Ketandan fueron los encargados en asumir esta obra. Previamente los prototipos del puente fueron probados en los laboratorios de ingeniería de la Universidad Católica de Parahyangan y luego de hacer ajustes en el diseño, fueron los carpinteros de Yogyakarta los encargados de consumar la obra, explica Armando Iachini.
Grandes postes de bambú integran los arcos principales del puente, desarrollados con estas piezas dispuestas de modo equidistante y unidas entre sí con pernos. Piezas verticales, también de bambú, sirven de soporte no solo a los arcos principales, también a la estructura del techo, de aleros amplios para garantizar la durabilidad del material ante la humedad, bastante contundente en la época de lluvias en esta región del mundo.
El puente, construido en tres meses, forma parte de las obras que integraron la bienal, muchas de ellas desarrolladas para favorecer a comunidades vulnerables, prestando servicio como centros culturales o museos de arte local.
Por Armando Iachini