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Muchas instituciones y personas están convencidas de los beneficios que actividades como la reforestación pueden aportar al planeta, sin embargo, en la gran mayoría de los casos se carece de la capacitación técnica, los ejemplares necesarios para reforestar u otros medios indispensables para poner en curso esta loable labor.
En vista de estos impedimentos, muchas empresas han enfocado parte de sus programas de Responsabilidad Social Empresarial en este tipo de actividades, con lo que no sólo cumplen con su deber y son coherentes como institución, sino que además contribuyen a mejorar la calidad de vida de muchas personas.
Con el fin de facilitar la seguridad alimentaria y la conservación ecológica, muchas empresas se enfocan en orientar y respaldar las pequeñas jornadas de reforestación que surgen como una iniciativa de algunos movimientos ciudadanos, agrupaciones juveniles y parroquias.
El cambio climático hace imperiosa la reforestación, debido a que uno de los gases más determinantes en el recalentamiento del planeta es el Dióxido de Carbono, sustancia que es absorbida por las plantas para ser transformada en oxígeno. La esperanza está depositada en la alternativa de tener cada vez un planeta más verde.
Las campañas de reforestación son una gran alternativa en materia de Responsabilidad Social Empresarial, ya que hacen énfasis en la salud y el bienestar de las personas, y propician toda una serie de beneficios, como mejorar el microclima, infiltrar agua en el subsuelo, evitar la erosión, generar fuentes de alimentos y medicinas y embellecer el entorno.
No obstante, un plan de Responsabilidad Social Empresarial Verde no sólo debe limitarse a la entrega de los insumos. Este tipo de jornadas deben venir acompañadas de la debida orientación, para hacer conscientes a las personas de la importancia de conservar la naturaleza en el planeta, así como todas las consecuencias que ocasiona una conducta poco ética o irresponsable con el entorno.
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