El asfalto, uno de los materiales más utilizados en los proyectos viales, es un producto pegajoso y negro que se conoce como un derivado del petróleo; no obstante, también puede llegar a obtenerse este preciado material a través de medios naturales.
En las mezclas asfálticas, este producto es usado como aglomerante. Esta sustancia constituye la fracción más pesada del petróleo crudo y los principales depósitos naturales de asfalto se encuentran en el lago Asfaltites o mar Muerto, en la cuenca del río Jordán, por lo que fue conocido en una época como el betún de Judea.
Naturalmente, el asfalto puede obtenerse de los depósitos que se encuentran en la superficie terrestre, mientras que en el caso de la obtención de este material desde el petróleo, es necesario llevar a cabo una serie de procesos de refinamiento.
La obtención del asfalto mediante fuentes naturales es más sencillo, pero a la vez más costoso. De igual modo, el producto final que resulta de estos métodos es bastante bueno; sin embargo, muchas empresas prefieren trabajar con el asfalto proveniente de los procesos de refinamiento del petróleo, como un producto sólido que surge como consecuencia del proceso de craqueo o fragmentación de este mineral.
El Bitumen es el principal componente del asfalto. Esta sustancia, tan codiciada para recubrir las construcciones viales, surge de un proceso de destilación que se logra de los hidrocarburos que permanecen tras pasar el petróleo por múltiples rutinas de refinamiento para extraer de él gasolina y otros productos derivados.
En las construcciones civiles, el asfalto juega un papel sumamente importante.Los usos principales de este material son el revestimiento de carreteras, en las que se emplean varias capas que luego son apisonadas por gigantescas máquinas aplanadoras; la impermeabilización de techos y depósitos; y en el diseño de interiores suele emplearse para la producción de baldosas y láminas para los techos.
